viernes, 24 de octubre de 2008

Los agujeros negros











Se aleja el rayo
y queda la tormenta,
enjugando la miel
de las arañas.

Dices que no es igual
a nada antes ya visto,
pero por qué mentir,
si tu no has visto nada,
alada, blanca luz,
distante, a cada paso,
un infinito y medio.

Descarto tu mitad,
pues siendo nimia,
no la puedo eximir
de los raudales,
donde la prisa bebe
de tus manos de luna.

Y el tiempo es un insecto
que ultimando su esquela,
busca agónicamente
un gineceo propicio
a la fecunda empresa
de dejarse la vida.

Siempre es la misma eclíptica,
la que impide a los astros
saltarse la rutina,
y a despecho de órbitas,
escaparse algún viernes
a un agujero negro.



Paco Montesinos 4 de octubre de 2008

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