Una
multitud de seres inconcretos
se
agolpa frente el altar del sacrificio,
terribles
demonios laceran
los
cuerpos abrasados
por la
inquietante luz del juicio final.
Se
escucha un atronador redoble de timbales
y las
cítaras son ahora lecho de áspides.
En ese
instante que nunca acaba
apareces
tú, devorado por el molusco,
todo es
bivalvo y negro.
Pájaros
y peces se confunden de escenario
y mientras
los alados nadan
los otros
,con fuselaje de escamas,
surcan
el cielo y sobrevuelan la ciudad.
No hay
techo para el arte,
no hay
paz para los genios,
Todo ha
sido creado en tu prodigio.
No sé
que pensará Darwin
cuando
lea el guión
Alabado
seas Ieronimus,
Pues Tú
eres Él en V.O.