martes, 23 de diciembre de 2014

Feliz Navidad ( dentro de lo que cabe )


Versiones religiosa y agnóstica. Escoja cada uno la que desee.

jueves, 27 de noviembre de 2014

La dimensión y el límite




En el principio, allí donde las nubes viven su niñez
y las flores de sándalo perfuman con su esencia las incógnitas ,
allí, entre  columnas  de capiteles sobrios
y fustes  flambeados por el sol de poniente,
allí donde los vientos azotan las entrañas
hasta resecar la huella del lamento,
allí se alza el templo de Opmeit.
La voz de Opmeit es respetada
 y su cólera temida por  los hombres.
Opmeit es sabio, es ecuánime , es generoso.
El conoce lo que ha de venir ,
no tiene principio ni tendrá final.
En Él está la consumación de todo lo hecho.
Por Él abandonará  la  luz a las criaturas
y antes de amanecer volverá a ellas
y el canto de la alondra se negará
a la vanidad de la penumbra.

Mi mente estaba inquieta, anegada de luz  en su delirio.
 No conocí el sueño. Apenas el alba proclamó
la más incruenta derrota de la noche
emprendí el camino hacia el templo de Opmeit.


Detrás de mí quedaron
las orgullosas cumbres que sometían los ríos
y burlaban los valles.
El pensamiento era  frágil como la solidez de la ceniza.
Al fin mis ojos atisbaron el templo
y al llegar a él postrándome  invoqué:
“Opmeit, Opmeit, decidme señor,
qué fue de la palabra, qué fue de los textos,
de los sagrados textos,
qué fue de los poetas que anunciaban  la tragedia gris del desamor.
Qué fue de las heridas abruptas de la guerra,
la estrategia del hambre,
 qué fue de los vencidos,
del poder de los reyes
por qué el silencio cómplice no golpea nuestras sienes.
Opmeit señor decidme,
dónde lleva el camino que trazaron
las raíces eternas del cerezo.

Opmeit habló y los astros se detuvieron.
“ Escucha mi respuesta,
recuérdala como los pájaros lo hacen
con sus nidos en cada primavera.

De donde yo vengo
allí tu llegarás y no has de hallar en tu avance
zarza o Minotauro que te lo impida.
Escucharás el rumor de los días,
el limpio crepitar de los meses,
el latido de la gota que cae lentamente de la artesa
sobre el jardín algebraico donde yacen los años

Cuando culmines  tu viaje hallarás las respuestas,
pero no habrás de contarlas a otros.
La muerte es sabiduría, cognición perfecta en la serenidad de la materia.

Y dicho esto,  Opmeit escribió su nombre
sobre la dorada arena que circundaba el estanque.
Nada turbó la pátina, la quietud solemne del azogue
y en el espejo del agua no se leía Opmeit ;
se leía tiempO.


  


































miércoles, 19 de noviembre de 2014

Y de pronto, otra vez















Y de pronto, otra vez,
del humus de la culpa
amaneció tu noche,
cocodrilo sin lágrimas,
devorando silencios
y verdades a medias.
Recogí mis enseres
uno a uno,
del lienzo de tus pausas,
como la bisectriz
fragmenta el ángulo,
en otros dos iguales
y distintos.
Te eché de menos
mientras bajaba los peldaños
de tus senos de azúcar
latiendo hacia mis labios.
Espérame donde nunca estaremos
opuestos por el vértice.
Yo no llegaré tarde.


miércoles, 12 de noviembre de 2014

A Alejandro Torres










           A Alejandro Torres                                         

               “ No hay extensión más grande que mi herida ”
                                                      Miguel Hernández

Te sorprendió esa bala,
 esa maldita bala
de trayectoria errónea,
entre el fuego cruzado del destino.
Dicen que estaría escrito,
pero allí, entre mis brazos lívidos,
no había ningún profeta.
Tan solo brotaba a borbotones
tu coraje.
Quisiste  avanzar
hacia otros siempres,
de luces estancadas
entre verbos de plata,
más allá del valor
del que adolece
la injusta circunstancia
de tu presente hostil
erizado de noches.
No hay extensión más grande que mi herida
tan solo tu esperanza
sin obviar ni un instante
el rictus del desgarro,
tu humanidad inmensa,
que a pesar de las sombras
conviertes en castillo
de torres bien esbeltas
donde estamos a salvo,
pues nada en ti hay ajeno
a la estrella polar
donde ordeno mis pasos.










jueves, 25 de septiembre de 2014

Otoño a 23 de Septiembre de 2014











Cuando os vea, una vez más, ya será otoño.
Los  bosques,
si aún queda alguno,
perderán la inocencia
y su verde espectral
acabará por colmar
la paciencia del vaso
y la piel del agua
temblará con la nube.                                          
Quedarán los bosques alopécicos,
de pie en los amarillos.
Mudarán la camisa
anegando la sed
de oropeles y fastos.      
Los suelos del otoño
son la bandera blanca
teñida, savia, sangre
de los que no se rinden.
Caduca la hoja yace
enterrada en la lluvia venida de otras lluvias.
Vanidad es creer  que podemos cambiar
al menos una nota de  esta pieza magnífica,
inmutable y soberbia que nos ha precedido
¡ Cuan absurdo 
 el litigio del hombre con los dioses !




lunes, 15 de septiembre de 2014

Nada nadando en nada



Escribo con el convencimiento
de que lo que yo diga no interesa a nadie,
pero esto no deja de ser una excusa, un subterfugio
para no hacerlo.
Acabo de sucumbir al sueño
encima del teclado.
Me ha despertado un repentino sobresalto,
he ledo lo escrito por mi mientras dormía
y no es peor que otras cosas. Dice así :
mmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmnmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm.
El guiño al lector consiste en encontrar la única n dentro de la serie onírico reiterativa de m,  la anormalidad perifrástca dentro de la coherencia formal del texto.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Nunca subiré al cielo








Nunca subiré al cielo,
no quiero estornudar
y ser yo quien arruine
la irrepetible huella de Neil Armstrong.
Además sufro escafandrofobia
tendría que ascender a pelo
y soy muy mesetario para eso.
No, no voy a subir,
tengo miedo de espantar a las galaxias
y que el big bang se invierta
y el futuro se encasquille
como un winchester de feria
y me da apuro.
No, no me esperéis vivos,
tardaré el antitiempo
y creo que  aún no existe.
Liberadme de los tributos del alma,
con eso es suficiente.
Solo soy nanopartícula
de un  poeta escaso y desde luego muerto.
Repartíos el botín a mi salud,
ya no hay consuelo
y yo sigo enganchado
al explícito perfume del asfalto


domingo, 22 de junio de 2014

Porque sin ser he sido




















Porque sin ser he sido
viento en pos del océano,
pluma de león alado
que ruge a su albedrío,
dilema irresoluble
entre el miedo y la furia
que aplazó sine die
un llanto de cariátides.
Porque sin ser he sido
fuego entre tus elipsis,
crepúsculo que alumbra
el argumento inverso
de tus manos de plata.
Porque sin ser he sido
la tierra  que fue vientre,
retablo, alegoría,
el alma que me habita
y un día
será sepulcro.



El sol que no viste













El sol nunca asomó
entre tus lienzos grises
obvió el pan y la sal
que le exigías
desde el lecho promiscuo,
cuando tu eras oración
y el éxtasis silencio.
Tus versos ácidos
buscaban con anhelo
la comunión con el dios
más oscuro
y una lágrima niña
partía desde mi sinsabor
hacia tus dudas.

Mírame ahora,
mírame eternamente
y deja en libertad
tu escueta fantasía,
pues solo es irreal

lo que ya existe.

viernes, 20 de junio de 2014

He ascendido a las cumbres


He ascendido a las cumbres
donde dioses antiguos
engendraron el viento.
Ese viento sin límites
de caricia brutal
y brazos de tragedia.
Ese viento perenne
que onnubila razones
desconoce las formas
y detiene el avance
de los cuervos.
He ascendido a las cumbres
donde la noche es día
y  el silencio catástrofe
Allí no quedan tronos,
ni vestigio de imperios,
ni nada que recuerde
A la quietud impertérrita
del sabio,
al jubón empapado
del invierno,
al manto suberoso
de los árboles.
He ascendido a las cumbres
Y un cíclope furioso
unngido de perfumes
me arrojó a los pies
de ídolos de arcilla
y cabellos de hombre.

Más no todo fue caos.
Allí ascendiste tú
y creamos los océanos,
las tierras y los mundos.
Ay si hubiéramos sabido
a tiempo,
que tú y yo éramos dioses.


A Soledad Escassi



Hoy quiero hablarte
como lo hacen
los pájaros al viento,
despacio,
detenido a la espera
de pronunciar nosotros
como un vocablo inédito.

Recuerdo tu mensaje
en aquella hora última.
El vestido,
de un blanco inconcebible,
no ocultaba
el oleaje sereno
que alcanzaba tus playas,
la cálida estructura
del discurso,
la delicada huella
de tus versos
horadando los límites.

Te educó la razón
en todas las verdades,
mujer en la hecatombe
Relámpago invisible
de otras sombras,
de otros atardeceres,
de tu vientre fecundo
que nos dio la palabra.

La palabra que amabas
en circular encuentro,
calmó la tempestad
y dio abrigo a mis dudas.

La palabra en tus ojos,
de madurez ecuánime
que truncaban incógnitas
en balsas de esperanza.

Esas palabras tuyas
que cuidaste con mimo
con afán de que fuesen
faro en la bajamar
bitácora de encuentros.


Hoy entre tantos títulos
como vidas hollamos,
salieron a mi encuentro,
no por casualidad,
tus líneas manuscritas.

Fui feliz una lágrima.
Que no se pare el tiempo.
Porque te he conocido,
no quiero eternidad.


Ahora, tras tu palabra,
tras compartir heridas,
naufragios y aflicciones,
ahora sin la atadura
del tiempo y de la espera,
ahora  si,
soledad es casi todo
lo que anhelo.

                                             A Soledad Escassi