martes, 29 de septiembre de 2009

Caminaba muy despacio ( Relato ganador 3º premio " Cuentanoslo con arte" 2009


Caminaba muy despacio, deleitándose con el crujido vegetal que producían sus pasos sobre la capa de hojas otoñales Podía estar contando pisadas durante horas y horas sin que la reiteración del acto mermase su interés.

No necesitaba mucho más para ser feliz. Tan sólo no encontrarse a nadie, no ver a nadie, no tener que saludar a nadie, no compartir nada con nadie.

Eso era el paraíso: la más absoluta de las soledades. Cosme García Padilla era así. Quizá había nacido con una misión a cumplir que marcase de alguna forma su carácter de hombre estepario.

Nadie podía decir, en justicia, nada malo de él. Claro que tampoco , en justicia ,se podía decir nada bueno de él, porque no se sabía nada de él. Cosme García Padilla, era solamente una entrada en el padrón municipal de habitantes.

Siempre volvía a casa ansiando reencontrarse con la soledad doméstica que tanto añoraba durante las horas de trabajo. Nadie esperándole, nadie que le aguardase con un beso, ningún animal de compañía, ninguna planta, excepto unos cuantos tomates y algunas piezas de fruta en la nevera, en definitiva...nadie, nadie , el estado perfecto.

No tenía más aficiones que la lectura y los paseos. La primera le permitía asomarse al mundo sin tener que tocarlo. Para la segunda, solía coger su coche y recorrer los once kilómetros que le separaban de un robledal donde nunca había nadie.

Aquella tarde de mediados de junio y luz interminable, Cosme llegó allí un poco antes de lo habitual y se encontró con un coche negro aparcado donde moría el camino que daba acceso al bosque.

Unos “ intrusos “ se le habían adelantado por lo que decidió esperar a que salieran para no toparse con ellos durante el paseo. Pero el tiempo avanzaba y no se producía el esperado regreso de los excursionistas. Cosme se aventuró a entrar, pues si no, se le acabaría echando la noche encima.

Al cabo de un tiempo tuvo a la vista a alguien que caminaba aun más lento que él. Al menos era uno solo, eso ya mejoraba las cosas. Pensó en ralentizar su marcha para no alcanzarle, pero desistió. Le picaba la curiosidad de averiguar quién era esa persona que parecía tener sus mismos hábitos.

Al llegar a su altura , ella, pues de una mujer se trataba, se apercibió de su presencia y le dedicó una sonrisa. Era una mujer bellísima, vestida de negro, con una mirada intensa, provocadora, que produjo un anormal e inmediato impacto en Cosme. Nunca había visto una mujer tan atractiva.

“Hola, magnífica tarde para pasear ¿ verdad ? Me llamo Soledad ¿ y usted ?”
“ Yo Cosme, encantado “
“ ¿ Le gusta la soledad ?, no me refiero a mi , claro, ja ja ja... porque a este sitio no viene casi nadie “
“ Si, me gusta pasear solo, como a usted ¿ o me equivoco ? “
“ No, no se equivoca en absoluto “
“¿ Rompemos la norma, aunque solo sea por esta vez ? “, propuso él y ella aceptó.

A Cosme nunca le habían interesado gran cosa las mujeres, tampoco los hombres pero esta vez era distinto había algo inmediato casi sobrenatural entre los dos, se podía percibir explícitamente. Llevaban unos minutos caminando, cuando Soledad se detuvo, le miró a los ojos, le cogió ambas manos y le besó apasionadamente.










Cosme estaba confuso, excitado, le seguía el juego sin tener alternativa. Soledad volvió a la carga, esta vez con pretensiones de ir más allá. Él accedió e inmediatamente sintió como si una especie de sumidero gigante le tragase. Iba girando en una casi total ausencia de gravedad hasta que se posó muy suavemente sobre un lecho de filloas enormes recién hechas.

Sobre su cabeza, a bastante altura, se veía un pasillo largo y vacío iluminado por una intensa luz blanca. Del paradero de Soledad no sabía nada pero tampoco le preocupaba, fue bonito mientras duró.

Lo primero que hizo fue probar las filloas que estaban buenísimas y muy, muy recientes. Aquello debía de ser, por lógica, Galicia, pero el aspecto desolado del lugar no era compatible con esa hipótesis. Caminó un buen rato hasta que vio a lo lejos un enjambre de edificios de considerable altura.

Se acercó lo suficiente para comprobar que aquello estaba totalmente deshabitado. Era una especie de poblado fantasma del far west, pero con dimensiones y aspecto siglo XXI . De pronto un vehículo todo terreno rojo se le acercó a gran velocidad precediendo a una polvareda indescriptible. Se detuvo junto a él y bajaron dos tipos mal encarados con monos rojos y una tarjeta identificadora que decía “ Departamento de Clasificación “.

“ A ver , tu ¿ qué haces por aquí ? “
“ ¡ Y sin tarjeta de preclasificación, ni nada que se le parezca ¡. Esto es cosa de Soledad, como es el ojito derecho de Lucifer... “.

Lucifer , era el apócope de Lucía Fernández, la directora ejecutiva de Human Energy Resources.
La H.E.R, Human Energy Resources, era una empresa multiuniversal de capital privado, con un inmenso volumen de negocio. Basaba su rentabilidad en el principio de la condenación eterna, por el cual, los castigados al infierno ardían sin consumirse, aportando los kilojulios necesarios pero sin que su masa disminuyese nunca. Esto era la máquina perfecta, la que contravenía aquella memez de que “ la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma”.

Era cierta y absolutamente normal por otra parte, la relación entre Lucía Fernández,” Lucifer “, y Soledad Expósito, “ the woman in black “ como era conocida en el infierno por sus hábitos indumentarios. Ambas compartían un lujoso apartamento en la zona más chic del infierno desde hacía más de media eternidad.

Ellas se movían en círculo de la “ beautiful people “ infernal tanto de residentes, caso de centenares de personalidades insospechadas por su aparente trayectoria terrenal, como de escritores, artistas o multimillonarios que tras haber probado el turismo espacial lo hacían ahora con el avernario.

Dante Alighieri, Ieronimus Bosch y otros muchos frecuentaban el infierno como lugar de inspiración para su obra y al final el ambiente calaba en ellos y decidían pasar una parte de la eternidad allí o incluso toda.

Volviendo a Cosme y los tipos mal encarados, uno de ellos, el más corpulento, le cogió del brazo y en una rapidísima maniobra se lo retorció para interrogarle.

















“ Y ahora muchachito indocumentado nos vas a decir para quién trabajas ¿verdad ? “.
“ Para la Diputación de Segovia “ respondió Cosme con voz dolorida.
“ Escúchame bien estúpido espalda mojada , has entrado ilegalmente en el infierno, no tienes ninguna documentación, luego probablemente serás un anti algo, así que no te pases de listo conmigo y dime ¡¡¡ PARA QUIÉN TRABAJAS ¡¡¡ “
“ Es verdad lo que le digo agente...aaaaaaaaaaay, por favor suélteme , me hace daño “.
“ Para la Diputación de Segovia , vaya, vaya ...entonces yo soy el Rey Arturo y este Lancelot...es tu última oportunidad arcángel funcionario, canta lo que sepas o te haré comerte todas las filloas que sobraron de la semana pasada y te advierto de que estarán completamente revenidas...jajajajaja ¡¡¡ CANTA !!!


Cosme, con un hilo de voz, contestó: “ Mire usted, yo cantar, lo que se dice cantar, canto mal .Pero le juro que trabajo para la Diputación de Segovia. Me ocupo de trámites administrativos. No soy más que un pobre diablo”.

Al oír esto los dos tipos mal encarados se pusieron firmes y saludaron militarmente a Cosme quién, atónito ante el giro que había dado la situación y percatándose al instante de que la palabra “ diablo “que había pronunciado por casualidad había sido la causante de ello, se dirigió a los dos hombres y les dijo:
“ Esta bien, por esta vez lo dejaremos así, pero tened cuidado mucho cuidado. Nunca se sabe cuando vas a toparte con alguien de Asuntos Internos “.

Acto seguido subió en el vehículo rojo todo terreno, mandó descanso y se alejó precediendo a una increíble nube de polvo.

Unos cientos de kilómetros más adelante ya en la autopista vio anunciado un “The Best Filloas drive in “. Tenía hambre y se detuvo allí.
“ ¿ Qué va a ser ? “
“ ¿ Qué me recomienda ? “
“Oiga amigo aquí el cliente es usted. Usted es el que pide y yo la que le sirvo lo que usted me pide, ¿ Está claro ?. No me pagan para recomendar “.
“ Señorita soy nuevo aquí y nunca he probado las filloas de este establecimiento. Sólo le he pedido un consejo, no que baile conmigo”.
“ Escúcheme : no se atreva a pedirme que baile con usted, ¡ no me toque ¡.Tengo un Winchester recortado bajo el mostrador y no dudaré en usarlo”.
“ Pero por Dios señorita yo no pretendo otra cosa que las filloas estén recientes “.
“ ¡¡¡ RECIENTES, RECIENTES !!! ¿ ESTÁ INSINUANDO ACASO QUE NUESTRAS FILLOAS, LAS FILLOAS DE THE BEST FILLOAS DRIVE IN ESTÁN REVENIDAS ?”

Cosme tenía detrás otros cuatro coches que empezaban a impacientarse haciendo sonar sus claxones. Se acercó el encargado del “ drive in “ y metiendo el brazo por la ventanilla le cogió de la solapa y le dijo en tono muy elocuente:

“ EH AMIGO, PIDA Y LÁRGUESE “

Cosme se fijó en el panel que contenía los diversos menús y eligió uno :
“ Dos Best Filloas grandes con sirope de jengibre y Coca Cola “
“¿ La Coca Cola grande, Extragrande, Megagrande o Gigagrande ?
“ Pues.... normal “
“¿ GRANDE. EXTRAGRANDE, MEGAGRANDE O GIGAGRANDE ?”
“ Está bien, está bien....¿ normal grande ?”











Paró en el aparcamiento y devoró las filloas con sirope de jengibre, que a decir verdad, estaban muy recientes. Le entró sueño y se dispuso a dar una cabezada. Miró su reloj, estaba parado. Se durmió.

Despertó sobresaltado por un megáfono: “ Le habla el teniente Hell. Está rodeado, es mejor que se entregue, no empeore las cosas. Por ahora solo se le acusa de robo sin fuerza de un vehículo oficial “.

Cosme no daba crédito a lo que estaba oyendo, pensó que tal vez era solo un sueño y adicto como era a la novela negra, les siguió el juego: “ ¡ Malditos bastardos, tengo a la chica, no mováis un dedo o la mataré ! “
“ ¿ Qué chica ? “
“ ¡ Eso no importa ahora ¡ “
“ Señor el sospechoso tiene a la chica “
“ ¿ Qué chica ? “
“ Eso no importa ahora.. Calculamos que solo le queda un cuarto de eternidad en el depósito de combustible “. “ Está bien. Será mejor que le dejemos ir y le sigamos para cogerle antes de llegar a la frontera y recuerden : no quiero disparos , tiene a la chica “.
“ ¿ Qué chica ? “
“ ¡¡ ESO NO IMPORTA AHORA !! “

Cosme encendió el motor del todo terreno y salió de allí sin que los polizontes le siguiesen, al menos eso parecía porque al poco tiempo vio por el retrovisor como se le acercaban numerosos vehículos rojos a toda velocidad. Aceleró pero un poco más adelante un control le impedía el paso.

Sin pensarlo dos veces dio un volantazo a la derecha y abandonó la carretera metiéndose por mitad del campo hasta que arrancó de cuajo unos cuantos metros del cercado de alambre que delimitaba una finca. El motor del coche se paró y Cosme pensó que allí acababa todo, pero extrañamente sus perseguidores dieron la vuelta y se marcharon.


La finca parecía inmensa y la tierra muy fértil. Crecía hierba fresca por todas partes , como en un anuncio de jabón Heno de Pravia, había muchísimos árboles frutales de los que colgaba el producto final ya envasado y etiquetado. Eran muy llamativos lo árboles del melocotón en almíbar presentado en unos elegantes frascos de vidrio y las matas de fresas que estaban provistas de bandejitas para la nata montada y unos microchip refrigeradores para mantenerla fría.

En mitad de aquella impresionante pradera un cartel clavado en la hierba decía: “ SE CEDE ESTA FINCA . RAZÓN AQUÍ “.

“Aquí, ¿ dónde es aquí ?”, se preguntaba Cosme en voz alta.
“ Pues aquí “ contestó un anciano de barba y cabellos blancos que apareció junto a él “
“¡¡¡ Qué susto me ha dado caramba !!!, ¿ dónde estaba usted ? “
“ Yo estoy en todas partes, Cosme “
“ ¿ Cómo sabe mi nombre ?“
“ Yo lo se todo “
“ ¿ Y si está en todas partes y lo sabe todo, entonces por qué quiere desprenderse un sitio tan magnífico como este ? . Es un paraíso “.
“ Si que lo es, si, pero ¿ sabes ? aquí no sube nadie.
“ ¿ Nadie, nadie ? “













“ Nadie. Y la culpa es de ese Newton, Isaac Newton . Desde que descubrió la ley de la gravedad, cada vez que alguien está a punto de subir, zas...una fuerza insuperable le hace caer abajo, al infierno y luego una vez allí como siempre se encuentran con algún conocido pues acaban quedándose “ “ Y cuando le pregunto a Newton qué explicación tiene para esto, contesta: g “
“ ¿Se ríe ? “
“ No hombre no, g es la constante de gravitación, en tu planeta son 9,8 metros por segundo al cuadrado. Sea como fuere, yo ya estoy mayor para un sitio tan grande y tan vacío, me aburro soberanamente y ¡solo he descansado un día en la última eternidad ¡”

A Cosme le convencía aquel lugar, tanto como para quedarse allí a vivir , pero faltaba un detalle importante.
“ Y dígame ¿ las filloas son recientes ? “
“ No trabajamos ese artículo, lo siento. Pero dime tu ¿ te gusta la horchata ?”
“Por supuesto que si”, dijo Cosme.
“ Entonces sígueme te enseñaré algo “

Las matas de las chufas brotaban con un vaso a cada lado con la leyenda líquida o granizada y una pajita dentro.

Fue definitivo. Nunca nadie volvió a ver a Cosme García Padilla.

lunes, 14 de septiembre de 2009

¿ Qué es poesía ?


Desde luego esto no.


HOMBRES CORRIENTES
HOY: JOSÉ GARCÍA MARTÍNEZ

José García Martínez, se cree que nació en Villagumiel de Tajo, si bien este dato es irrelevante por completo. A los 14 años, poco después de abandonar la escuela sin que nadie le echase de menos, ya había conseguido ser un perfecto desconocido, incluso para sus padres, cuyos nombres no vienen al caso, quienes le trataban de usted, no por respeto sino porque no sabían muy bien quien era ese joven.

Pocos años después, José debía incorporarse al ejército para cumplir el servicio militar, pero era un muchacho tan anodino que su nombre no figuraba en la relación de quintos del reemplazo por lo que se libró de la mili, tal vez a su pesar.

No se sabe si a él le hubiese gustado hacer el servicio militar que le habría dado la posibilidad de escuchar su nombre al pasar lista tres veces al día.

Una vez llegado a la edad de 45 años decidió formar una familia pero no encontró ninguna preencolada , así que fue soltero toda su vida. A José no le preocupó aquello, ni tampoco el hecho de que no proyectase sombra alguna estando a pleno sol, pues siendo como era nadie, debía de ser una cosa normal.

Nunca llegó a trabajar en nada, que se sepa, pues el hambre no se fijó en él por lo que no vio la necesidad de hacerlo.

Pasaba el tiempo y José, algo cansado de su situación, decidió dar un giro copernicano a su vida. Lo dio entero, volviendo al punto de partida. Por esa razón todo lo que veía le resultaba familiar.

Un día José estaba comiendo en casa de aquel matrimonio que se piensa que eran sus padres. José ya tenía 84 años y ellos pasaban de los 230 entre ambos. José dirigiéndose a ellos por primera vez en los últimos 84 años les dijo: “¿ Saben ustedes ? he tomado una decisión, voy a meterme en política “. “ Lo que usted haga nos parecerá siempre bien , pues para eso somos, tal vez, sus padres “

José fundó un partido político que no pudo legalizar en el Ministerio del Interior pues carecía de DNI. Así pues el partido de José ( PDJ ) fue considerado una formación ilegal.

Un día ( no el día de dos párrafos más arriba sino otro día ), la policía irrumpió en el embalaje de frigorífico dónde vivía José y que a su vez era la sede del PDJ.
“ ¿ Es usted esteeeeee, ehhhhhhhhhhhh, mmmmmmmmmmmmmm……………? Caramba la orden judicial viene en blanco, bueno es igual, queda detenido por asociación ilícita. ¿ Le leo sus derechos mientras nos invita a un café ?. “ Por supuesto pasen , pasen , no se queden ahí fuera del embalaje que hace mucha corriente “.

Cuando los agentes le sacaban esposado del embalaje, una multitud de jóvenes y maduros antiglobalización, antisistema , anticalentamiento global, antinuclear y antibióticos siempre con receta médica, rodearon a las cuerpas y fuerzos de seguridad del estado exigiendo la inmediata puesta en libertad de…. deeeeeeeeeee, deeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee….no sabían su nombre , por lo que los agentes del orden se fueron de rositas.

José fue condenado a veinte años de cárcel de los que cumplió venticuatro, pues trabó amistad con una lagartija en el patio de la prisión y muchas veces comían juntos

A la edad de 119 años, en la flor de su senectud, José García Martínez, falleció, sin decir una palabra. Su epitafio reza: “ Aquí yace “.

domingo, 13 de septiembre de 2009

Les ruego me disculpen


Les ruego me disculpen;
he dedicado al viento
dos entradas contiguas.
Traté de eliminar la redundancia
mas no hizo caso a las señales.

Disparé al aire,
y la nube llovió
herida de muerte.

jueves, 10 de septiembre de 2009

De nuevo


El viento se rió
de mi fragilidad
y sin mediar palabra
le di un puñetazo.