jueves, 29 de octubre de 2009

¿ Para cuando el otoño ?


Merodeaba en mi,
me rodeaba dentro
de mis tímidas fauces,
el invisible fuego
que fui incapaz de abrir,
tal vez o no, quizá
por el temor insólito
que calaba los tuétanos
dejando tras de si
el encarnado rastro
de las páginas sueltas.
Detestaba deber
una hora de mi vida
a los tiranos,
lo detestaba tanto
como las hayas dulces
o el álamo temblando
por si resulta gafe el amarillo.
Eran frascos de octubres
en almíbar,
con la luz en el tinte
¿Dónde habitaba ella?
¿Dónde infringir la norma?


Merodeaba en mi
el fuego sin ruinas
del otoño.

1 comentario:

Paco Montesinos dijo...

Venga, no seas rácano y deja tu comentario. Es muy triste robar pero es más triste aun tener que implorar un comentario, aunque sea desfavorable, si yo no pido alabanzas, para eso tengo a mi madre....