domingo, 11 de septiembre de 2011

Tu brillo y mi ceguera


De nuevo, como siempre,
incides en el ángulo
donde sabes convergen
tu brillo y mi ceguera.

Los sentimientos brotan
con aire derrotado,
y lamento los soles
que fueron mi guarida.
Lágrimas sin prospecto,
inundando de ocres
el armario sin llave
donde guardo
las almas del otoño.

Un mensaje diáfano
me llega de otro tiempo,
lo remiten las sombras,
el fugitivo cénit,
los silencios,
las golondrinas huéspedes
de los mismos aleros.

Ellas no sufren
del mal de la certeza.
La angustia de ignorar
si será eternidad
cuando oscurezca.

1 comentario:

carmen fabre dijo...

Es un placer leerte. Poeta¡¡