sábado, 21 de noviembre de 2009

Hoy lloré junto a una encina muerta


Hoy lloré junto a una encina muerta,
su cuerpo no albergaba ya luz
ni música de hormigas.
Las raíces exudaban lágrimas
que el viento engullía
aun antes de existir.
Reinaba la certeza
en las ramas escuálidas
de que todo acababa
y el suelo lupanar,
tañía las campanas
con fé de carbonero.
Los jabalíes lucían
sus uniformes negros,
igual que las torcaces
y las perdices rojas.
El tiempo era un pin ball
que gritaba : " GAME OVER ".
Contuve mi dolor
para, después, quebrarme.

1 comentario:

Piluca dijo...

Como siempre, Paco, tus versos son.....La hostia.
Un abrazo.
Piluca