miércoles, 17 de agosto de 2016

El jardín de las delicias










Una multitud  de seres inconcretos
se agolpa frente  el altar del sacrificio,
terribles demonios laceran
los cuerpos abrasados
por la inquietante luz del juicio final.
Se escucha un atronador redoble de timbales
y las cítaras son ahora lecho de áspides.
En ese instante que nunca acaba
apareces tú, devorado por el molusco,
todo es bivalvo y negro.
Pájaros y peces se confunden de escenario
y mientras los alados nadan
los otros ,con fuselaje de escamas,
surcan el cielo y sobrevuelan la ciudad.
No hay techo para el arte,
no hay paz para los genios,
Todo ha sido creado en tu prodigio.
No sé que pensará Darwin
cuando lea el guión
Alabado seas Ieronimus,
Pues Tú eres Él  en  V.O.




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