viernes, 3 de agosto de 2012

Quédate

Una luz débil impregna los objetos y los convierte en armas. Bruscamente en su lentitud, la consciencia toma asiento y vuelvo sobre mis pasos. No aprendí a distinguir el alma de los días. Olvidé los secretos, bebí la rabia de un trago y saltó por los aires la máquina del tiempo. La esperanza es tan solo el bálsamo de los cobardes. Quédate, yo soy uno de elos Déjame contar diez años con la blancura inmensa de tus dedos

1 comentario:

carmen fabre dijo...

La esperanza no es el bálsamo de los cobrades. Es algo mucho más fuerte que el deseo si va acompañado de una idea.

Abrazos veraniegos, Paco