
La ansiedad rompió el sueño
abriendo de par en par
las ventanas y mi impaciencia.
La noche alargaba su tiempo
hasta la bajamar
En ausencia de otra luz
que la esperanza,
corrí muy lentamente
hasta encontrarle.
Llegué ante él y me postré.
Sentí mías las lágrimas
de viento
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