Cuando
os vea, una vez más, ya será otoño.
Los bosques,
si aún queda alguno,
perderán la inocencia
y su verde espectral
acabará por colmar
la paciencia del vaso
y la piel del agua
temblará con la nube.
Quedarán los bosques alopécicos,
de pie en los amarillos.
Mudarán la camisa
anegando la sed
de oropeles y fastos.
Los suelos del otoño
son la bandera blanca
teñida, savia, sangre
de los que no se rinden.
Caduca la hoja yace
enterrada en la lluvia venida de otras
lluvias.
Vanidad es creer que podemos cambiar
al menos una nota de esta pieza magnífica,
inmutable y soberbia que nos ha precedido
¡ Cuan absurdo
el litigio
del hombre con los dioses !
1 comentario:
Me encanta.
Besos y amor
je
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