Nunca subiré al cielo,
no quiero estornudar
y ser yo quien arruine
la irrepetible huella de Neil Armstrong.
Además sufro escafandrofobia
tendría que ascender a pelo
y soy muy mesetario para eso.
No, no voy a subir,
tengo miedo de espantar a las galaxias
y que el big bang se invierta
y el futuro se encasquille
como un winchester de feria
y me da apuro.
No, no me esperéis vivos,
tardaré el antitiempo
y creo que aún no existe.
Liberadme de los tributos del alma,
con eso es suficiente.
Solo soy nanopartícula
de un
poeta escaso y desde luego muerto.
Repartíos el botín a mi salud,
ya no hay consuelo
y yo sigo enganchado
al explícito perfume del asfalto
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