Una luz débil
impregna los objetos
y los convierte
en armas.
Bruscamente en su lentitud,
la consciencia toma asiento
y vuelvo sobre mis pasos.
No aprendí a distinguir
el alma de los días.
Olvidé los secretos,
bebí la rabia de un trago
y saltó por los aires
la máquina del tiempo.
La esperanza es tan solo
el bálsamo
de los cobardes.
Quédate,
yo soy uno de elos
Déjame contar diez años
con la blancura inmensa
de tus dedos
1 comentario:
La esperanza no es el bálsamo de los cobrades. Es algo mucho más fuerte que el deseo si va acompañado de una idea.
Abrazos veraniegos, Paco
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