Hoy, memoria es todo lo que puedo ofrecerte
y ella es demasiado vieja, demasiado débil
para albergar odio alguno.
No hay resentimiento en la poesía
porque la poesía ignora el rencor.
Es demasiado joven, demasiado niña
para la necedad de la venganza,
para el estigma de la traición,
para la ceguera reptante de la infamia.
Hoy, memoria es todo lo que tengo para ti
y ni siquiera recuerdo si es cierta,
pero te abro de par en par
las puertas de mi olvido.
Dejaré que tu abrazo vulnere
las razones del llanto.
Ven.
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