Esta luz estridente
que lame las heridas
del derrotado invierno,
tal vez sea la señal,la
evidencia palpable
del cambio de las cosas.
La nieve maquis
resistirá en las cumbres
hasta que junio asalte su
blancura
con fuego a mediodía
y su cadáver líquido brinque
por los regatos
del arroyo como un salmo de
agua.
Esta luz que desdeña
la duda en quienes dudan,
el miedo en quienes temen,
el odio del que odia.
Esta luz que me abraza y me
ayuda a salir
del laberinto unívoco de la
noche ya inerte.
Esta luz, a cuyos pies me
postro.
Paco Montesinos 15 de Abril de 2013
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