El entramado icónico
que dibuja el vuelo
de las aves,
me sitúa en el
punto
del tiempo
en que me hallo.
No es ayer, ni
mañana,
ni después ni
entonces,
es tan solo ahora
lo que existe.
Pero si digo calma
no la invoco,
ni olvido su
insistencia
en desbordarme.
Ingrato soy a su
bondad tremenda,
sin restricción
alguna y sin reparos.
Ella me ha traído
aquí,
a este país de
sombras, libélulas y agua,
a este reino secreto
donde la garza,
en circular ascenso
hacia las cúpulas
despierta los
sentidos de los árboles
sin un techo capaz
de cobijarlos
a menos de dos
galaxias de este cielo.
El ser nunca es
cuestión de tiempo,
enardecida calma que
me llevas.
Paco
Montesinos 4 /9/2018
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