Recuerdo cuando yo no era solo un pronombre
y las hojas en blanco, de pura altanería
se me antojaban crítica.
Ahora, otro eterno más, envidio sin medida
la dignidad del árbol ,a los ojos erguido,
perdida la batalla, desangrado de inviernos,
expuesto su parénquima al expolio del viento,
ni una gota de savia por sus leñosos brazos.
Y asiste a las exequias que ofician sus verdugos,
en pie, sin un quejido, sin rencor ni opulencia
Admiro la entereza de los que creen que el ser
es más que el sumatorio de cuerpo y circunstancia,
Fe igual a logaritmo en base alma del espíritu.
Admiro, envidio , admiro,
gozo, vivo, recuerdo,
y amo
la recompensa de tu labio,
inaprensible
caricia en el límite abismal de mi silencio.
Paco
Montesinos , 2 Febrero 2016
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