Las rosas jugaban,
como juegan todas las rosas,
a despeinar al viento
en esa primavera
de ajedrez ,
peones hombres.
Unos vestían la voz
y la palabra,
los otros la evidente razón
de los fusiles
Fue efímera aquella primavera,
cuando en lugar de rosas
llegaron a destiempo
las orugas.
Paco Montesinos 23 de octubre de 2008
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