jueves, 19 de enero de 2017

Solo la luz

  1. Solo la luz del sol
    entre nosotros,
    sin tan siquiera piel
    ni subterfugios,
    no es necesario más...
    para que surja,
    de la fosa abisal
    donde naufrago,
    la mitad de mi yo,
    la que es oscura
    como el ébano
    y no pide perdón
    ni escucha a nadie,
    ni habla con nadie
    ni ama a nadie,
    enarbola el dolor
    desprecia la bondad
    y se jacta de ello,
    como si no pudiera
    vivir sin estar muerta,
    sin afilar sus garras
    en la ominosa herida.
    Esa mitad oscura
    que pugna por salir
    de todos los inviernos
    que no sabe que es
    tan solo una mitad
    una parte del todo
    que no puede existir
    si no llega la luz,
    siempre la luz del sol
    a los espejos.

Niebla

  1. Entre la niebla
    alcanzo a distinguir
    la anchura de un espectro.
    Su leve densidad
    se enzarza entre mis bronquios...
    constriñendo las luces
    y me invita a rendirme
    El aire es muy pesado
    para llevarlo a cuestas.
    Tengo frío, mucho frío,
    no dejes de hablarme,
    solo eso hará que no me duerma
    y la niebla se apodere de mi.
    La reconozco, es la niebla de siempre,
    La que existió desde el principio,
    la niebla de las madrugadas,
    la que devora el canto
    de los pájaros
    y bebe nuestra luz,
    la que mató al sol
    y ocultó su cadáver
    tras el hedor
    del pudridero de las almas.
    Tengo frío, mucho frío,
    no dejes de hablarme