viernes, 21 de agosto de 2015

Luz mordida

             


Desperté en el impacto
de las luces mordidas.
Desperté, una vez más,
en la celda del tiempo,
allí donde el dolor
cumple condena y ser adulto
ya no es cosa de adultos.

Desperté y de inmediato
las paredes de espuma
se curvaron en cruz
y ésta atravesó
la bóveda celeste
llegando a los infiernos.

En su deriva halló
los preciados tesoros
de la carne blasfema,
ardiendo en una rima
yo diría que asonante
y un osario con restos
de poemas no nacidos.
  
Mientras tanto,
pie a tierra,
negocio mi abandono
bajo un filo de antorchas,
mutilando el deseo
en las tardes de Octubre.

Ábreme tu vacío,
olvidé en los estantes
la llave de mis dudas,
del mito de existir,
yo no quiero ser cómplice.


                                       

lunes, 10 de agosto de 2015

Allí donde la luz era memoria







Aún conservo
allí donde la luz
era memoria,
una brizna de tu recuerdo gris
pulverulento,
azul y devastado.

Tu rostro inolvidable
busqué ayer, entre la maleza
de mis áxones
a golpe de escalpelo.                                                               

Un día entero,
con  todas sus noches
para encontrar un rastro
en el desierto inmóvil,
que es atmósfera,
y me inhala por branquias,
mientras  mi yo zahorí
se obstina en volver agua
los granos infinitos
de esta sílice.

Mas solo encuentro tu rostro
iridiscente en gotas de rocío,
no conservo nombre
o dato alguno,
que justifique el por qué
de tu insistencia
en quedarte a compartir
esta flaqueza que el tiempo
me demanda,
se venga así de astucias dilatorias
en versos blancos
y una mar arbolada
de silencios
hace encallar tu piel
en mis rompientes.

                                  Paco Montesinos 10/08/2015