jueves, 29 de octubre de 2009

¿ Para cuando el otoño ?


Merodeaba en mi,
me rodeaba dentro
de mis tímidas fauces,
el invisible fuego
que fui incapaz de abrir,
tal vez o no, quizá
por el temor insólito
que calaba los tuétanos
dejando tras de si
el encarnado rastro
de las páginas sueltas.
Detestaba deber
una hora de mi vida
a los tiranos,
lo detestaba tanto
como las hayas dulces
o el álamo temblando
por si resulta gafe el amarillo.
Eran frascos de octubres
en almíbar,
con la luz en el tinte
¿Dónde habitaba ella?
¿Dónde infringir la norma?


Merodeaba en mi
el fuego sin ruinas
del otoño.

lunes, 26 de octubre de 2009

El vacio


Quise arrojarme al vacio pero ya estaba lleno, fue entonces cuando decidí comerme la ensaimada. En esto la muerte llegó hecha una furia. Le pedí que se sentara y se tranquilizase y le ofrecí la mitad de mi ensaimada. Ella la rechazó educadamente al tiempo que la miraba de reojo, es un decir, con sus cuencas vacías. "¡ Vamos toma la mitad , estás en los huesos ! " insistí. Por fin aceptó aparentando hacerlo solo por complacerme, pero luego pidió otra ensaimada, una wamba de nata y un café con leche. Invité yo, al tiempo que ella, con disimulo, tachaba mi nombre de su agenda.
" Ya quedaremos en otra ocasión " me dijo mientras le estrechaba el metacarpo y las falanges. " Desde luego " contesté " cuando tenga un hueco ". Acto seguido tapé todos mis huecos.

martes, 20 de octubre de 2009

Tu insoportable ausencia


Una luz cenital
apenas perceptible
se derrama en mis hombros,
desdibuja las dudas,
se posa como el pájaro
que procede de ti
y solo eso me basta.

Con uñas y otras uñas
me aferro a la riqueza
de los sueños oblicuos,
danzo sin dejar huella
entre ángeles de mármol
con la mirada pétrea
del ser inanimado
y juego a ser el viento
que acaricia tus párpados.

Beberé de la fuente
que brota en la tiniebla
una mañana gris y adormecida
y ya no temeré
tu insoportable ausencia.